miércoles, agosto 10, 2005

vii

El mismo
collar, una bolsa de piel


Por eso los zapatos
negros, las piernas blancas sin rasurar.
Por eso, porque hay que
evitar que se arranque trozos de piel.

A veces su mirada
se cruza con la mía: eso es todo
si dice poco y nada,
si descalza los pies, los amarillos.
Por eso, porque hay qué,
acariciando el cómo.


Entrada original:

Por eso los zapatos / negros, las piernas blancas sin rasurar. / Por eso, porque hay que / evitar que se arranque trozos de piel. // Y a veces su mirada / se cruza con la mía, y eso es todo. // Por eso mismo, porque hay que.

1 comentario:

Francisco dijo...

El texto tiene destinatario, una chica llamada Sofía que asistía al taller de poesía que coordinábamos T. y yo en el Museo de la ciudad. Salimos un par de veces,siempre a cafeterías. Había un carácter confesional en nuestras conversaciones. En una de nuestras pláticas, me contó que por mucho tiempo tuvo que dejar de depilarse las piernas. Me dijo que lo hacía con rastrillos porque así podía cortarse las piernas. Hasta ese entonces, yo sólo podía ver en ella a una chica de diecisiete años, delgada, un poco endeble, pero no su cuerpo como un objeto terrible.