lunes, noviembre 21, 2005

lxi

Todo bien, el masoquismo alimentado como se debe, regularmente y sin remilgos, sin preguntarse por qué. Mecanismo que, sin advertirlo del todo, sin advertir sus alcances, se ha instalado de manera definitiva -o eso parece-. Hay ahí cierto riesgo, que el mecanismo, aquel de las pulsiones sadomasoquistas, se disloque sin posibilidad de ajustes, sin la posibilidad de enmendar los giros imprevistos que provoque. El cómo, las prevenciones respecto a, no pueden ser sino el fruto de una reflexión sobre el mecanismo mismo y sus engranes, no puede ser sino una pregunta por el por qué. Que dicha reflexión retroalimente es ya un supuesto optimista. Generalmente el por qué termina por instalarse a modo de justificación o explicación a contentillo; termina por ser el fruto de un proceso tibio e inconsistente. Cierto temor se instala: el mecanismo terminará por ganar cierto fuero, cierta autonomía; terminará por ejercer a pesar de las prevenciones, a pesar de los cuidados. Lo supongo instalado, fuera de todo control posible.

Llegará el ya no me importa, la indiferencia. La semilla está ahí, crece, lo devora todo, las raíces.

Enviado: 08/06/2005 02:22 p.m.

1 comentario:

De Josefa dijo...

antes del cómo y el por qué, quizá valga la pena preguntarse por el qué: ¿es masoquismo? ¿qué tipo de masoquismo?