lunes, noviembre 07, 2005

liv

Bailamos, cada quien a su paso, tratado de encontrar al otro. Llevabas un vestido negro, los afeites insinuados, apenas, el cabello suelto. Te veías hermosa- Te he dicho después, demasiado tarde. Y oscuro tu cabello se iluminaba, largando aquel aroma y la risa, la muy blanca. Bailamos. Debí decírtelo entonces, cuando tomaba tu cintura después del giro, cuando los cuerpos juntos. Parecías una niña, sonreías como tal, y como tal te desprendías para volver luego, distraída, sin atinar a qué. No había más, sólo nosotros. Vuelves a mí como aquella noche, tocados ambos por una prisa terrible, sin saber cómo y en qué, si es que la espera y el aire se lleva nuestros labios, el sabor de la boca, el afán de morirse y morir juntos, alguna vez, alguna tarde.

Bailamos, debí decírtelo.
Querétaro, Qro, a 21 de octubre.

2 comentarios:

diamandina dijo...

Qué bello es lo que escribes, carajo. Eres de esos autores de los que uno se enamora.

Anónimo dijo...

Vuelvo a leer tu blog, despues de mucho...
hay paco, si tan solo me hubieras dicho aquella noche, armida espera quiero que durmamos juntos solo hoy, ho solo quedarnos escuchando musica ya que los pasos no se me dan... que se yo.