viernes, noviembre 11, 2005

lvii

Texto Bicéfalo:


Camina en la terraza,
ahora que la lluvia cede contra
los frutos, los consume lentamente.
Y pide, bendita, llena de gracia,
por aquello que te marca
y te deja sin hijos,
sin esos que me llaman febrilmente
y corren a tu lado.
Déjame recordarte
con los amarillentos pies descalzos,
pisando aquellas flores,
alegremente.
Camina en la terraza
ahora que la lluvia y aquel árbol cede
ante lo oscuro, y nada más se escucha.
Ahora que atardece.


ó


Hay la mujer, aquella,
cuyo aroma no vuelve,
matinal, cada tarde;
cuyo cabello no imita las aguas
oscuras del Leteo, cuya sonrisa consta
desprovista de gracia.

Hay la mujer, se dice,
herida en el costado,
tomada por despojo.
Hay la mujer propicia
para mi cuerpo y el tuyo, para la miseria
de juntarnos, reír, guardar silencio,
ante las oscuras aguas del río.

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