sábado, enero 07, 2006

lxxii

La tarde es la misma. Se insiste en los pasos, en los días que ya nada dicen, que no pueden decir nada. ¿Qué hacer si todo da lo mismo, si aquellos pequeños impulsos que me arrastran a la vida se consumen apenas al acariciarlos? Ganas de entregarme a la autocompasión, pero no logro ni siquiera eso.

Hay mucho de engaño en estas líneas, un tono de voz que se finge, una sensibilidad. He cambiado, terriblemente, tanto que no me reconocerías, tanto que no me has reconocido.

No hay comentarios.: