El correo recibido:
----- Original Message -----From: **** To: "francisco guillen" Subject: RE: SaludosDate: Thu, 18 Aug 2005 10:04:07 -0500
Paco:
Saludos, te escribo nada más para decirte que vivimos una época muy propicia para el disfrute de los sentidos. No, no me voy a poner a hacer un discurso ético. Quiero decir que está muy bien que las chicas usen pantalon acaderado. Pues así es posible verles los calzones, o la tanga de hilo dental, o tipo brasileño cuando se sientan y se les baja el pantalón hasta las nalgas. Pocas chicas no usan calzones, pero me ha tocado ver algunas que, efectivamente, no usan calzones. Solamente se ponen el pantalón. Y fijate que cada vez es más notorio que las chicas más jóvenes usen esa vestimenta. Cierto día vi a una niña, como de 13 años, platicando con otra, y cuando ví bien, me di cuenta que debajo del pantalón acaderado y de tela muy delgada, muy transparente, traía una tanga que terminaba en corte brasileño. Otro día ví a otra niña que no tenía aún los catorce y traía una falda de mezclilla que también era de corte a la cadera. Esa falda se baja y deba ver el borde superior de los calzones. O en otra ocasión, en la que ví a una chica sentada en las escaleras de la catedral, y aunque traía pantalón, por detras se le notaba la tanga de hilo dental, pues el pantalón se baja hasta las nalgas y deja ver muy bien todo el panorama. Ah, gratos placeres del voyeurismo. Esa chica quizás tenía 17 o 18 años. Bien, es todo por el momento, pues tengo más que contarte pero, en otra entrega, ¿sale?
Ah! Alana, Mayra y Helen usaban tanga de hilo dental, pues a todas se les notaba cuando se agachaban. Ni modo, a ver si las que estan ahora en su lugar se dejan ver y apreciar.
La respuesta:
Señor Don *****:
Encuentro que pasar al lado de aquellas jóvenes, oler su cabello recién lavado, es algo de lo cual no podría privarme; que imaginar el peso de sus tobillos es un goce mayor a tenerlo ahí, cuando toda antelación se ha resuelto ¿Es que habremos de procurar tan sólo la espera, es que sólo alimentaremos cierto deseo? ¿Podremos nombrar lo que deseamos? Todavía, ¿habrá fortuna y gracia en tal lance? Que no fatigue nuestras barcas el Leteo, tal es mi pedimento. Que nuestro deseo se resuelva con encanto y donosura, que podamos, amigo mío, pronunciar con plenitud el conjuro, que haya salvación para nosotros.
Francisco.